El terreno tiene dos cualidades bastante claras; una explanada por la cual se accede al sitio de unos 300 mt de largo por unos 25 mt de ancho, posterior a ella y como segunda cualidad, una fuerte pendiente descendiendo hacia el oriente, donde el terreno se abre y ensancha hacia el sur unos 80 mt. Las vistas predominantes son hacia el oriente: Lago Panguipulli y tres volcanes; el Villarrica, el Quetrupillán y el Lanín.

La idea de proyectar en el sur nos llevó a recordar imágenes de las grandes cubiertas de los galpones sureños, de un zinc oxidado que por su fuerte implantación y rotundez, establecen un dialogo con la geografía lejana. La capacidad que tienen estas estructuras de sostener una imagen entre la corta historia de nuestro patrimonio arquitectónico y la belleza de una geografía accidentada, configura a nuestro juicio, un paisaje cultural característico.

Desde la idea entonces o capacidad que tienen estas estructuras de mostrar un paisaje nuevo, nos planteamos como primer punto un proyecto que pudiera encarnar esa responsabilidad y esa misma capacidad. Evitando una conformación evidente de casa, hotel o galpón, planteamos un cuerpo claramente horizontal en su disposición y una cubierta negra lo suficientemente larga como para intencionar un diálogo con la geografía lejana y poder así, construir un nuevo perfil que a modo de zócalo soportara la imagen de tres volcanes.