Este proyecto busca expresar las cualidades de un clima lluvioso a través de su forma. La volumetría asume la responsabilidad de la conducción de las aguas. Una cubierta de zinc continua crea una imagen compacta y cerrada hacia el sur, mientras que se abre casi por completo hacia el norte, donde se encuentra un jardín nativo y el río San Pedro.

Para generar contrapuntos y contrastes, esta casa se plantea completamente negra en el exterior y blanca en el interior. La pintura negra de los espacios intermedios enmarca de manera contrastada el paisaje natural que la rodea.

El emplazamiento de la casa se ha diseñado teniendo en cuenta las cualidades topográficas del lugar, reservando los árboles nativos y aprovechando los claros disponibles.